lunes, 14 de septiembre de 2015

N.

esta noche, a solas, estoy contemplando mi aislamiento. has decidido no abrazarme hoy, y temo por el curso de la respuesta de mi cuerpo.

me asombra la rapidez con la que mi cerebro ha accedido a dotar de un espacio a tu cuerpo. me asombra la rapidez con la que mi emoción se estima en función de la tuya.

esta noche lloro con la gratitud infinita de aquellos que siempre supieron estar a tiempo de no iniciarse en el desvanecimiento de las batallas.

me atormenta infinitamente la capacidad tan irrisoria de mi cerebro por convertir en propio lo ajeno, por atribuir otro nuevo tormento a un cuerpo que sólo sabe recostarse en la enfermedad del afecto.

vendrás, y nada quedará de mí. estás agotando lo exiguo que permanecía.

no he podido librarme de la locura. esto es lo que me gustaría decirte en realidad: no he podido librarme de la locura. la anormalidad de mis relaciones han sido provocadas por un volcán que a mis casi veintiséis años no he conseguido ahogar.

poseo todas las horas para retorcerme en el dolor.


y cuando termino de escribir y lo he vapuleado absolutamente todo sólo pienso en lo siguiente:
esto es, cariño, lo que puedo darte.