martes, 1 de septiembre de 2015

conversaciones con ella I


La distancia entre tú y yo ha resultado tan corrosiva que hasta mi verbo se avergüenza de continuar pronunciándote. Me alejo de ti hablándote. Te hablo como si me escucharas. Converso con el silencio de esta habitación mientras enfermo en la siguiente ironía: hablar sola no es tan diferente a hablarte. Me calma susurrar que aún me acuerdo de ti y disculparme por si en el pasado tuve algún comportamiento equívoco; me calma conversar con la ausencia que me has producido. Deseo tanto irme de ti que he decidido sentarme a conversarte hasta que tu nombre me provoque llagas, hasta que el aliento de tu falta mate todo lo que tengo por decirte, hasta que mi boca se convierta en un bosque tan profundo que acalle tu existencia.