martes, 23 de junio de 2015

a veces la tristeza se mete en mi cuerpo y adquiere tal forma que tengo la sensación de que permanecerá bastante tiempo dentro. entonces no puedo dormir, no puedo dormir porque tengo miedo de matarme. tengo miedo de que mi cuerpo no pueda soportar tanto desconsuelo y simplemente no me permita despertar. entonces las noches se tornan terribles. sólo parpadear me produce un espanto atroz. y lo único que me calma es imaginar que en este mismo momento hay otros tan jodidos como yo, con sus luces encendidas, a la madrugada, suplicándole a la vida una maldita tregua. pero miro a mi habitación. estoy terriblemente sola. sola con la soga en el estómago. sé que llegará el día en el que el cansancio me dormirá. como todas las otras veces. y entonces matará la tristeza. y volverá la vida a su cotidianidad. pero estoy en el principio. en los días del principio. cuando mis ojos batallan por retener la tragedia.
quién me traerá del infierno. quién sacará la muerte de este cuerpo que persevera en subsistir. quién vendrá y meterá en mi cuerpo un poco de amor. un poquito.
volver al hogar es retornar a la muerte. éste es un sitio tan terrible, mi corazón está tan apagado aquí, que nada de provecho puedo hacer. sólo quiero llorar. llorar. llorar. llorar. me pesan los párpados. me hierven las cuencas de los ojos. el hogar me convierte en cadáver. no me siento respirar. ya son varios años los que me separan del comienzo. y todo sigue igual. la muerte no se va de mí. tengo a la muerte agarrada a mí. y no se va.