lunes, 25 de mayo de 2015

no quiero cesar, señor mío, cómo has tenido la osadía de hacerme viva para aniquilarme luego. no puedo vivir si pienso en que me has convertido en un cuerpo finito, sin posibilidad alguna de prolongación. y dime tú, señor, cuál pudo ser mi privación que me hace ahora separarme francamente de los otros, que me excluye de la vida pacífica que persigo con torpeza. cómo pueden ellos no estar tan atemorizados como yo me encuentro, cerrar los ojos cuando se encuentran con la noche y descubrirlos durante el día mientras yo no hago si no afligirme en la posibilidad de que vengas inmediatamente a buscarme.